miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mandalas..........


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El sentido de la vida es dar a la vida sentido
Proverbio Japonés

jueves, 8 de agosto de 2013

Baby Shower de Andrea & Nico


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Cuando Andrea me escribió un mail contándome que se venia la cigüeña me puso muy contenta, mas aunq que en ese momento de alegrías, de dichas , de querer compartir con los seres queridos este inicio de la maternidad estuviera presente El Secreto de Tu Grulla....
Mail fueron y vinieron pensando si quería un solo color, si sabia el sexo, si solo eran invitaciones o souvenir ....
Las pruebas fueron pasando............


Y llegamos a estas hermosas y delicadas invitaciones........





Un super gusto conocerte Andre!!! Y a Nico tambien le voy a mandar saludos no sea cosa que se ofenda!

viernes, 5 de julio de 2013

Galletitas de la fortuna



La leyenda dice que el primer mensaje dentro de una galleta fue enviado hace cientos de años durante la dinastía Teng: un pastelero estaba enamorado de la hija de la Reina del Loto y deslizaba sus mensaje de amor en sus bizcochos horneados


SOUVENIRS CON FRASES A ELECCIÓN, DE LA TEMÁTICA Q MAS TE GUSTE.











jueves, 30 de mayo de 2013

Leyenda peces Koi.


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MOVILES



Hace muchos años, en un tiempo antes de la historia, un cardumen enorme que contenía miles de peces koi nadaban por el río Amarillo. Los colores de sus cuerpos musculosos  brillaban en la luz del sol haciéndolos parecer un millón de joyas vivientes.





Todo iba bien hasta que los koi alcanzaron una cascada. Inmediatamente, un gran número de ellos se desanimo y regreso, encontrando mucho más fácil simplemente ir con la corriente del río. Sin embargo, un grupo que se distinguió de 360 koi se quedó.
Esforzándose y saltando, cada koi se esmero por llegar a la cima de las cataratas. Una y otra vez arrojaron sus cuerpos al aire para caer de nuevo al agua. Todo este ruido de chapoteo llamó la atención de los demonios locales que se reían de los esfuerzos de la lucha de los koi. 
Agregando màs  a su miseria, los demonios sádicamente aumentaron la altura de las cataratas. Aun así los koi se negaron a darse por vencidos! Sin inmutarse, ellos continuaron sus esfuerzos durante cien años. 
Al final, con un salto heroico, un koi sencillo alcanzó la cima de las cataratas. El Dios sonrió en señal de aprobación y transformó al agotado pez en un dragón de oro brillante. Él pasa sus días con alegría persiguiendo perlas de la sabiduría a través de los cielos de los cielos vastos y eternos.
Siempre que otro koi encuentra la fuerza y el coraje para saltar las cataratas, él o ella también se convierten en un dragón celestial. Las cataratas se  conocen como Dragon's Gate y, debido a su resistencia y perseverancia, los koi se han convertido en símbolo de la superación de la adversidad y el cumplimiento del propio destino.

Los kois (del japonés Koi, "carpa", cuyo homónimo también significa "amor" o "afecto" son variedades ornamentales domésticas de la carpa común.

miércoles, 2 de enero de 2013

Zig Zag



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Nada es imposible para una mente dispuesta
Proverbio Japonés

Despues de plegar 30 veces el mismo modulo se presenta ante tu vista este hermosossss kusudama.......vale la pena plegar, plegar ,plegar......y seguir plegando!!!!!!!













sábado, 29 de diciembre de 2012

Los seis Jizo y los sombreros de Paja


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Erase una vez un abuelito y una abuelita. El abuelito se ganaba la vida haciendo sombreros de paja. Los dos vivían pobremente, y un año, al llegar el día de nochevieja, no tenían dinero para comprar el mochi con que se celebra el Año Nuevo. Entonces, el abuelito decidió ir al pueblo y vender unos sombreros de paja. Cogió cinco, se los puso sobre la espalda, y empezó a caminar al pueblo.
El pueblo caía bastante lejos de su casita, y el abuelito se pasó todo el día cruzando campos hasta que por fin llegó. Ya allí, se puso a pregonar:
” ¡Sombreros de paja, bonitos sombreros de paja! ¿Quién quiere sombreros?”
Y mira que había bastante gente de compras, para pescado, para vino y para mochi, pero, como no se sale de casa el día de Año Nuevo, pues, a nadie le hacía falta un sombrero. Se acabó el día y el pobrecito no vendió ni un solo sombrero. Empezó a volver a casa, sin dinero para comprar el mochi.
Al salir del pueblo, comenzó a nevar. El abuelito se sentía muy cansado y muy frío al cruzar por los campos cubiertos de nieve. De repente se fijó en unos Jizô, estatuas de piedra representando unos dioses japoneses. Había seis Jizô, con las cabezas cubiertas de nieve y carámbanos colgando de sus caras.
El viejecito, que tenía buen corazón, pensó que los pobrecitos Jizô debían tener frío. Les quitó la nieve, y uno tras uno les puso los sombreros de paja que no había podido vender, diciendo:
” Son solamente unos sombreros de paja pero, por favor, acéptenlos…”
Pero solo tenia cinco sombreros, y los Jizô eran seis. Al faltarle un sombrero, al último Jizo el viejecito le dio su propio sombrero, diciendo:
“Discúlpeme, por favor, por darle un sombrero tan viejo .”
Y cuando acabó, siguió por entre la nieve hacia su casa.
El abuelito llegó a casa cubierto de nieve. Cuando la abuelita le vio así, sin sombrero ni nada, le pregunto qué había paso. El le explicó lo que ocurrido ese día, que no pudo vender los sombreros, que se sintió muy triste al ver esos Jizô cubiertos de nieve, y que como eran seis tuvo que darles su propio sombrero.
Al oír esto, la abuelita se alegró de tener un marido tan cariñoso:
“Hiciste bien. Aunque seamos pobres, tenemos una casita caliente y ellos no.”
El abuelito, como tenía frío, se sentó al lado del fuego mientras la abuelita preparó la cena. Como no tenían mochi, ya que abuelito no pudo vender los sombreros de paja, comieron solamente arroz y unos vegetales en vinagre y se fueron a cama tempranito.
A media noche, el abuelito y la abuelita fueron despertados por el sonido de alguien cantando. Primero, las voces sonaban lejos, pero iban acercándose a la casa y cantaban:
“¡Abuelito dio sus sombreros
A los Jizô todos enteros
vamos, a su casa, vamos!”
El abuelito y la abuelita estaban sorprendidos, aún más cuando oyeron un gran ruido, y corrieron para ver lo que era, y vaya sorpresa se llevaron al abrir la puerta.
Paquetes y paquetes montados uno sobre otro, y llenos de arroz, vino, mochi, decoraciones para el Nuevo Año, mantas y quimonos bien calientes, y muchas otras cosas. Al buscar quien les había traído todo esto, vieron a los seis Jizos, alejándose con los sombreros de abuelito puestos. Los Jizô, en reconocimiento de la bondad del abuelito, les habían traído estos regalos para que los abuelitos tuvieran un prospero Nuevo Año.